domingo, 7 de marzo de 2010

Lactus o Eros.

Ensombrecida la llama sonrojada por el tubo famélico se ha detenido en su cauce singulocircular.
La moneda que en el aire ha quedado no solo no espera el paso del eremita, si no su descanso eterno.
Salvaos los unos a los otros decía el Dios sin su hoz, pero que hacia revolver con sus mandamientos, Dios Loco, Dios Loco.
Sin embargo su espera angustiosa se hacia ponencia específica de la nada de un espacio sin rosas, pero con mucha espuma.
Embriagado por visiones y a luz y Naciones los pies del camello lograron sobrepasar la arena del yermo aliento de una división ilimitada.
Alzas los brazos en plegaria, yo solo te pregunto ¿qué esperas?